viernes, 4 de noviembre de 2011

LA COLUMNA DE LA SEMANA

La actividad del aeropuerto de Bilbao bate récords incluso en la temporada de invierno, cuando menos se viaja. Una reflexión informativa al respecto.

CÓCTEL AÉREO

Hace una semana, con el cambio horario, el aeropuerto de Bilbao inició la temporada de invierno. Unos meses, hasta el último fin de semana de marzo, en el que la actividad aérea pierde fuelle. Sin embargo, la Paloma es especial. Lejos de aletargarse por el frío, inicia esta temporada con más frecuencias, hasta 26 vuelos más, el estreno de una nueva ruta, Bilbao-Ginebra, y la recuperación de la de Túnez, perdida tras la revolución de primavera del país magrebí. Una actividad aérea potente en la que se conjuga el interés que por conocer Bilbao tienen muchos europeos, el potencial cliente de negocios existente en Euskadi y la apuesta que por la capital vizcaina han hecho no solo las compañías tradicionales, también las de bajo precio o low-cost. Es un cóctel aéreo nada explosivo y muy beneficioso. Los casos de las aerolíneas Vueling y EasyJet son evidentes. Ambas han intuido qué rutas pueden ser rentables desde Bilbao, y los datos lo avalan. Son compañías con precios muy competitivos que han añadido destinos no cubiertos por las grandes aerolíneas. ¿Cuál es la consecuencia? Contar con un mapa de conexiones aéreas que coloca a Bilbao como uno de los aeropuertos de su tamaño que más ha crecido en destinos. Esta mezcla de ofertas atrae todo tipo de cliente potencial. Ejecutivos, turistas de fin de semana, mochileros y simples viajeros que ven en el transporte por el cielo una buena alternativa a otros modos de moverse. Por eso este año se superarán los cuatro millones de pasajeros.


por Alberto García

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