sábado, 19 de noviembre de 2011

LA COLUMNA DE LA SEMANA

De todas las tragedias se puede hacer lecturas positivas, incluso entre las más tristes

HÉROES DE BARRIO

Bilbao ha vivido unos días convulsos, de esos que solo se dan en las grandes urbes masificadas y sin personalidad. El desvarío mental de un iraní que cuchillo en mano sembró el pánico en el barrio de Santutxu es un suceso que va a permanecer para siempre en la memoria del colectivo bilbaino. Primero, evidentemente, por el rosario de víctimas que Bijan dejó a su paso segando la vida del querido Kepa. La segunda razón es que, afortunadamente, este tipo de trágicos acontecimientos son muy esporádicos y nada representativos de una ciudad donde la delincuencia se mantiene en unos límites admisibles. Sin embargo, yo me quiero quedar con un recuerdo de gran importancia, el del solidario, el del que no tenía temor, el del echaó palante. Esa acción impulsiva protagonizada por vecinos y comerciantes que decidieron actuar incluso ante el riesgo de ser diana de las cuchilladas al aire del homicida. Tuvo que ser una escena aterradora. Décimas de segundos en las que se toma una decisión que te puede cambiar la vida o quitártela. A pesar del miedo y del riesgo, estos héroes de barrio fueron capaces de acudir en auxilio de las víctimas hasta la llegada de la Policía. Estoy convencido de que si Bijan en lugar de bajarse en la estación del metro de Santutxu sale en la parada de la Casa de Campo de Madrid los hechos no hubieran sido los mismos. Son las ventajas de vivir en una ciudad con un tamaño amable, donde no conocemos a todos los vecinos, pero sí sentimos una cercanía solidaria digna de alabanza.

por Alberto García

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